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Causa de canonización del Venerable Juan Sánchez Hernández
Nos dice el Catecismo que «la esperanza es la virtud teologal por la que aspiramos al Reino de los cielos y a la vida eterna como felicidad nuestra, poniendo nuestra confianza en las promesas de Cristo y apoyándonos no en nuestras fuerzas, sino en los auxilios de la gracia del Espíritu Santo (…) La virtud de la esperanza corresponde al anhelo de felicidad puesto por Dios en el corazón de todo hombre; asume las esperanzas que inspiran las actividades de los hombres; las purifica para ordenarlas al Reino de los cielos; protege del desaliento; sostiene en todo desfallecimiento; dilata el corazón en la espera de la bienaventuranza eterna. El impulso de la esperanza preserva del egoísmo y conduce a la dicha de la caridad» (CEC 1817-18).
Todo esto se manifestó con creces a lo largo de la vida del P. Juan. Veía todas las cosas desde un punto de vista sobrenatural y buscaba a Dios como su bien en medio de todas las vicisitudes humanas, incluso las más dolorosas, que no le fueron ahorradas. Al tratarse de una virtud teologal el objeto de la misma es el mismo Jesucristo, por eso repite continuamente el P. Juan como quien quiere dejarlo esculpido en los espíritus que a él se confían: «En él nos tenemos que apoyar con firme y ardiente esperanza».