Retiro de adviento con el Venerable Juan Sánchez Hernández

Retiro de adviento con el Venerable Juan Sánchez Hernández

Por Fernando del Moral Acha

Publicamos en esta última semana de Adviento, las notas de un retiro predicado a las Siervas Seglares de Jesucristo Sacerdote por el P. Juan en la Navidad de 1966. Junto al texto original, en letra cursiva, pondremos alguna glosa de la propia vida del Venerable Juan Sánchez Hernández, que nos ayude a profundizar en el Misterio de un Dios hecho Niño.

Nos encontramos en las vísperas de la Navidad; todo son preparativos… aprovechemos este Retiro para prepararnos.

Esta es la consigna litúrgica: Prepara el camino para la venida del Señor. Enderezadle los caminos del alma. Disponeos para la Navidad mística. Seguir los pasos y ejemplos de la Virgen y san José en las vísperas de nacimiento. El P. Juan busca en todo contentar a Jesús, sabe que la conversión no es cosa de un instante sino de toda la vida. En enero de 1973, ya al final de su vida, consignaba en su Diario: «Oh Jesús, ayúdame a vaciarme de mí para que me llene de Ti». Fiel a la doctrina de San Pablo quiere morir al hombre viejo para que renazca, por la gracia, el nuevo: «Vencerme para que Cristo crezca en mí». En este camino, la Virgen y San José se presentan como modelos perfectos: ambos no pretendieron su espacio, sus derechos o gustos sino que lo pusieron todo en juego a favor del plan redentor de Dios.

¿Qué hicieron?… S. Lucas, 2,1-7. El Padre Juan acude al Evangelio. En la predicación que conservamos (Ejercicios, retiros, pláticas etc.) parte siempre de la Escritura, la lee, la medita, la desentraña, la comparte. La Biblia de uso personal que conservamos está llena de subrayados y anotaciones.

Nos propone tres escenas de contemplación (siguiendo el método ignaciano):

Contemplémosle en Nazaret. Allí vivían virginalmente, piadosamente, pobremente. Decreto de empadronamiento… ¿qué  hacer?… Desplazamiento a 120 kilómetros. Estado de la Virgen. Escasez de recursos.

Abandonarse a la Providencia… Cumplimiento de las Profecías… Obedecer. Ejemplo de unión y amor. Afrontar juntos las dificultades…

Aplicación: Acentuar espiritualmente fe y abandono. Obediencia a la autoridad civil, religiosa, domestica y profesional. Acompañar y alentar a vuestro Sacerdote en sus pruebas… Para el Venerable P. Juan, como para tantos santos en la vida de la Iglesia, Nazaret evoca la vida oculta; el valor de lo pequeño, de lo escondido, de lo ordinario. El P. Juan fue un trabajador incansable. A pesar de las limitaciones impuestas por sus enfermedades y dolencias no se dejó llevar por la pereza o la comodidad, murió “con las botas puestas”.

En grado heroico vivió el P. Juan la obediencia, tal y como aparecía en los documentos de la Hermandad: «La nuestra no ha de ser puramente una obediencia militar (…) ha de ser una obediencia cordial, no con el fin de un deber, sino por voluntario ofrecimiento.  Por tanto, hemos de estar dispuestos siempre y en todo, pero con cordialidad, sin necesidad de mandato. Este debe ser el distintivo». Y así lo fue para el Venerable Juan Sánchez Hernández.

Viaje de Nazaret a Belén… Austeridad… Fatiga… Paciencia… Solicitud de San José,.. La Virgen quitaba importancia a sus molestias. Conversación sobre el Misterio… Recogimiento y oración…

Llevaban al Verbo Encarnado… Le esperaban y deseaban… Imitémosles en estas jomadas finales…

Consignas severas del Evangelio del Domingo. Mejor: Intimidad con San José y la Virgen… No les olvidemos por los preparativos externos… Grandes deseos de que Jesús nazca, con plenitud de gracia y de vida en nuestras almas. Esa fue una de las líneas maestras en la vida del P. Juan: llevar a Jesús a todas partes. El apostolado lo concibe como sobreabundancia de vida interior; así lo recoge en una carta circular a las Siervas Seglares en octubre de 1964: «vamos a lo práctico: nutrir el espíritu apostólico con oración intensa y ferviente, pues ella es el alma de todo apostolado… Prestemos a Jesucristo nuestra propia capacidad a fin de que Él, por nuestro medio, con nuestra cooperación, continúe redimiendo y santificado a las almas». Para el Venerable Juan Sánchez el apostolado no era algo superpuesto a su existencia cotidiana, sino un modo de ser y actuar. La fama de santidad tras su muerte, y que sigue creciendo hoy, es signo de una vida entregada, que deja huella y sigue interpelando al hombre de hoy.

En Belén… No hubo lugar para ellos… ni en el mesón.  «Vino a los suyos y no le recibieron». Tremenda prueba para la fe y la humidad.

Plan divino: Que Jesús naciera Pobre… y fuera anunciado a los pobres. Qué enseñanzas… obsequiad a los pobres…, Ejercitad la fe… humildad -paciencia. Coloquio con la Virgen y San José: Ofrecer vuestra alma. Como su paisano San Juan de la Cruz, el P. Juan lucha por «vaciarse de todo lo que no sea Dios, llenándose de solo Dios». Sabe tomar distancia de personas y cosas para estar solo disponible para Dios. La configuración con Cristo pobre se manifestaba en la sencillez de su vida, en el uso de las cosas y en la parquedad de sus bienes. A la vez, los testigos del Proceso aportan recuerdos de su cuidado para con los pobres y necesitados. La foto que recoge la instantánea del P. Juan dando limosna a un pobre es solo un recuerdo tangible de la realidad de su vida.

Vivamos estos días de la mano del P. Juan, acompañando a María y a José y con ellos recibamos al Niño que viene y nos espera.

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